No tratar las fobias puede limitar las actividades de la persona por la evitación del estímulo o situación temida, generando aislamiento social y dificultades para relacionarse. En el ámbito laboral y académico, las fobias pueden causar absentismo, bajo rendimiento y limitar las oportunidades. A nivel emocional, provocan ansiedad constante, ataques de pánico, depresión e incluso baja autoestima.